Católicas por el Derecho a Decidir es un movimiento de personas feministas católicas, comprometidas con la defensa de los derechos humanos, particularmente los vinculados a la sexualidad y reproducción humana, y a una vida libre de violencias de género y discriminación. Promovemos la laicidad del estado, la justicia social y las transformaciones culturales desde la mirada de las teologías progresistas y con un enfoque feminista
interseccional.
Como personas católicas, estamos llamadas a seguir el ejemplo de Jesús que nos enseña a amar al prójimo y no se ama al prójimo cuando se le condena. Hacemos un llamado a la Jerarquía de la Iglesia Católica y de otras iglesias conservadoras a no intervenir en los asuntos que competen a las instituciones del Estado, a preservar el avance de los derechos humanos, pero sobre todo a evitar emitir discursos que preserven el odio y el juicio moral ante la decisión de las mujeres y personas con capacidad de gestar que interrumpen un embarazo.
Existen millones de personas católicas cuyas convicciones divergen de las Iglesia como Institución, que difunden argumentos católicos alternativos a las posturas conservadoras de la jerarquía y de otros sectores sociales; así lo mencionan los resultados de la Encuesta Nacional de Opinión Católica, que dan cuenta que entre la feligresía existe un amplio apoyo para que una mujer o persona con capacidad de gestar pueda acceder a un aborto en algunas circunstancias, para preservar su vida, su seguridad y su derecho a decidir.
El aborto inseguro es un serio problema de salud pública y una violación de los derechos humanos que necesita ser resuelto. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren 24 mil mujeres por abortos inseguros en el mundo. Ante esta realidad, defender la vida y respetar la decisión de las mujeres y personas con capacidad de gestar al interrumpir un embarazo y no juzgarlas, apela a la libertad de conciencia, que tiene un gran valor porque es la base de la dignidad humana.
La Interrupción Legal del Embarazo, no obliga a nadie a abortar, más bien facilita la posibilidad de elegir a quienes por diversas circunstancias toman esta decisión, para que lo hagan en mejores condiciones y conforme a los estándares estipulados por la Organización Mundial de la Salud. Es tiempo de escuchar, atender y respetar la decisión de las realidades de las mujeres y personas con capacidad de gestar.
Reconocemos el compromiso de las y los ministros en pro de los derechos humanos al discutir en torno a la Objeción de conciencia, y seguiremos atentas a este que es sin duda un gran avance al reconocimiento de la autonomía de la conciencia individual, de la autoridad moral que tienen todas las personas para decidir libremente la mejor opción de acuerdo con sus circunstancias, incluidas las decisiones relacionadas con la sexualidad, la
reproducción y el aborto.
¡Seguiremos impulsando la progresividad de derechos sexuales y reproductivos, para garantizar maternidades libres y elegidas!